jueves, 21 de octubre de 2010

Poema 4

me miro con sus ojos negros
y me pregunto como sonaba la urbe
y yo solo supe responderle
con un zumbido de coche.

La urbe huele a acera mojada
con tacto de cristal a veces empañado.
A traqueteo e impaciencia
de grandes distancias con mil rostros.

De calles sin nombre con mil porteros automáticos.
De historias que consume el tiempo
y no llegan ni al segundo.

Todo vive y muere
y nadie sabe nada.

Puede que un día me absorba
pero hoy me parece demasiado grande.

No hay comentarios:

Publicar un comentario