jueves, 23 de abril de 2009

A los maestros

No quedan poetas como los de antes. ¿A donde fueron? Fueron a otras tierras mecidos por el soplo de la fama y los papeles de colores.
¿A caso los nuevos poetas cantan himnos?¿Pueden plasmar la belleza o la forma mas rápida de hacer dinero?

Mira los allí con sus coches y sus diamantes, con sus estudios y sus micrófonos de ultima generación y con sus collares brillantes y ropa ancha. Adornan el mundo con su firma en papeles aunque ellos prefieren firmar en talones. A estos artistas el trabajo de la rima les ha hecho subir a un falso cielo iluminado por falsas estrellas. Una vez allí, ilustran a los terrestres de su grandeza de estilo, su riqueza y sus innumerables vicios.

Los grandes poetas de antes no vendrán. No es nada rentable vivir en la miseria y el hambre o escribir contra el sistema que les alimenta. Nadie quiere morir lejos de su patria y enfermo, ni morir fusilado en su patria por la cara mas oscura del hombre.

En los colegios se estudia este viejo cantar y este viejo arte. Las tardes de Castilla o los podridos barrios de Nueva York. Ya nadie entiende sus versos. Pero queda el consuelo de los que intentamos seguir el ejemplo de los maestros, los que sabemos de su herencia, los que clamamos al cielo en contra del sistema que nos oprime y en especial los que no nos mordemos la lengua.

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