martes, 17 de agosto de 2010

Corazones de asfalto capitulo 4

No me acuerdo que día era, pero solo recuerdo que ya hacia frió
y que era de día.

Cuando uno esta en la montaña del cemento cantando himnos,
debe aprender que los problemas que una vez suben no deben hacerlo dos veces.
Cuando fumas hablas demasiado y cuando hablas demasiado entre gente conocida
acabas con un grupo de psicólogos perfecto y un cuelgue de la leche.

Así que es mejor solucionar los problemas y sobrevivir a ellos
para poder subir la montaña en paz.

Puede que hable como un jodido Rastafari,
pero un hombre un día intento ponerme etiquetas, un código de barras y una vida normal.
Ahora vende pañuelos en el callejón de las almendras
y mas de una vez lo he visto sonreír,
colgado de noseque mierda.

Aquel día no dormí, no estaba de resaca de milagro.
Quizás porque estuve trabajando hasta tarde.

Quede con V desde una cabina de videollamada
que había en el callejón de las almendras
pero no volví a ver a aquel tipo, se fundió su herencia en
correr no se que carrera de coches.

V vivía lejos de aquella ciudad inmunda
y solía venir aquí en autobús.
Esta vez vino sola y fue un día perfecto.
No podía ser yo si no estaba en la carretera,
no tenia coche, pero ella si moto.

Y volvimos a recorrer la noche, hasta que me dejo en las
puertas de mi casa, ninguna otra mujer me había
mantenido tanto tiempo despierto
como si estuviera soñando.

Tenia que volver a mi cama,
a mi habitación...
Y eso solo me traía malos recuerdos...

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